Barcas en reposo
En 1966 Paul Strand hizo su segundo viaje a México. La estancia fue breve, al margen de compromisos laborales y acorde con los ritmos de un fotógrafo que ya contaba con setenta y seis años de edad. Los estados de Guanajuato y Yucatán se sumaron al itinerario mexicano que había iniciado tres décadas atrás. Su mirada, sin embargo, ya no estuvo en condiciones de buscar la cercanía requerida por los retratos y no dejó sino testimonios distantes de un país cuyo perfil rural se había modificado a causa de la expansión urbana e industrial. La imagen de unas barcas en reposo, prueba evidente de su talento compositivo, fue uno de los recuerdos que el veterano viajero trajo de su paso por la península yucateca.
Strand tuvo la oportunidad de revivir viejos tiempos a su paso por la ciudad de México. Visitó la Galería de Arte Mexicano (GAM), fundada por iniciativa de su anfitriona y amiga, Carolina Amor, luego de que la salida de Carlos Chávez del Departamento de Bellas Artes, en 1934, provocase el cierre de la Sala de Arte, recinto que tuvo al fotógrafo entre sus artistas invitados. Bajo la dirección de Inés Amor, hermana de Carolina, la GAM había adquirido prestigio como promotora de las mejores expresiones del arte nacional. Strand pudo ver en esta galería una exposición compuesta por trabajos recientes de Manuel Álvarez Bravo, varios de ellos resultado de su experimentación con el color. El entusiasmo de Strand por la obra del amigo que había conocido en 1932 y con quien había compartido muros en 1956 en el MoMA, se tradujo en recomendaciones de adquisición que poco después fueron atendidas por Rene d’Harnoncourt y John Szarkowsky, respectivamente director y encargado del departamento de fotografía de aquel museo.
El reencuentro con México motivó a Strand a realizar, en 1967, la segunda edición del Photographs of Mexico –ahora bajo el título The Mexican Portfolio–, para la que solicitó al muralista David Alfaro Siqueiros un texto de presentación. Álvarez Bravo fue destinatario de otros gestos amistosos del fotógrafo y editor de Un Paese. No fue el menor de ellos una nota publicada en la revista Aperture, en 1968, en la que Strand, luego de mencionar la exposición retrospectiva del artista mexicano que se presentó entre junio y agosto de ese año, en el Museo del Palacio de Bellas Artes y en el marco de las XIX Olimpiadas, le describió como “el más grande fotógrafo mexicano y uno de los más importantes fotógrafos de su tiempo”.